Fragmento [#1]


Me recosté sobre su cuerpo, como un gato que mira expectante con ojos curiosos. Él dormía profundamente. Sus facciones eran bonitas, delicadas pero masculinas, como las de una estatua de la antigüedad. Pero, en contraste a esa imagen, su cuerpo despedía una calidez agradable. Podría quedarme dormida de esta manera. Pero justo cuando mis párpados comenzaban a flaquear, sentí que su cuerpo se removía y escuché un sonido desde su garganta. Pensé que tal vez con mi peso le estaba provocando dificultad para respirar, así que me incorporé, quedando sentada a orillas de su cuerpo. Segundos después, abrió los ojos con una expresión espeluznante. Sabía que se estaba preguntando porqué me encontraba ahí. Pero no pudo hablar. Se cubrió con las sábanas avergonzado.

¿Tuviste sueños placenteros?Sonreí.

Él apartó la mirada. Me gustaba jugar con él. Ver sus reacciones sumamente adorables. Debía retirarme y permitirle alistarse para el día. Me levanté, antes de cerrar la puerta, dije:

—Por las mañanas, quisiera recorrer la ciudad. Te espero.



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